Eran las nueve de la noche. Volví a casa muy tarde como siempre, para ver que no había cena para mi como mi madre estaba pasando la tarde fuera.
Lo peor que me puede pasar, excepto llevar 300 del ano comiendo pizzas, es cuando mi mama está, y empieza a criticar mi poco conocimiento de alemán sobre la pronunciación de las palabras.
Creo que todos mis días son largos este año. Hay tantas cosas que quiero hacer pero no encuentro más energía para llegar a lo que planeo.
Entre tiempo lleno y mundo en total cambio, intento encontrar segundos para admirar lo que pasa en los barrios donde paso todos los días.
En fin, creo que a los 20 años, ya descubrí sobre el mundo, bastante cosas.
Estudié mucho, trabajé para ganar dinero y regalar cositas a mi mamá y mis mejores amigos.
Hice cursos de cocina, y aunque todos mis compañeros me toman por una loca, soy orgullosa de esto. Así que consigo en poner elementos de diferencia entre la persona que soy y el cuarenta por cientos de las mujeres de mi país.
El turco es el próximo idioma que aprenderé aunque me dan igual los turcos.
No soy tan sensible pero me hace daño cuando haya gente que necesita ayuda a quien no puedo hacer nada. Les pienso antes de dormir solo porque soy humana, y en lugar de soñar de la última colección de Jennifer que abrió una tienda en el centro de Argel o en los más elegantes relojes de Swatch que habían conseguido venderme dos, prefiero dedicar este tiempo a dios y a sus creaturas
No creo haber puesto mi vida dentro de lo que la gente llama “experiencia” pero usando otro tipo de vocabulario diría que vivo dosis de adrenalina.
Sé que no se cree fácilmente aunque es verdad.
Ando por la calle Audin sola a las ocho en inviernos, encuentro tíos fumando tipos de drogas que no puedo identificar por culpa del conocimiento limitado del que dispone mi cerebro, y eso no me da miedo.
Me resulta a veces difícil poder explicar a la gente cual es mi manera de ver el planeta.
Con toda la sinceridad y la mentalidad abierta que tengo, lo más fácil que puedo hacer, es expresar lo que quiero de manera directa y la más corta posible. Porque en otros casos, se podrá decir que fue una tontería haber descubierto que la línea directa es el camino mas corto para juntar dos puntos (a) y (b).
A pocos días de cumplir los 21 años, excepto aprender turco, suceder en mis estudios y abrir mi propio restaurante solo tengo un deseo más; que la gente por fin, empiece a tomar lo que se dice por lo que es, y que dejen las interpretaciones para los resultados de análisis que supongo son de un nivel mucho más alto.
Así que hoy entiendo porque Einstein dijo que no habría más de dos por ciento en todo el planeta que encontrarían la solución de su adivinanza y también entiendo por qué la encontré.
Lo peor que me puede pasar, excepto llevar 300 del ano comiendo pizzas, es cuando mi mama está, y empieza a criticar mi poco conocimiento de alemán sobre la pronunciación de las palabras.
Creo que todos mis días son largos este año. Hay tantas cosas que quiero hacer pero no encuentro más energía para llegar a lo que planeo.
Entre tiempo lleno y mundo en total cambio, intento encontrar segundos para admirar lo que pasa en los barrios donde paso todos los días.
En fin, creo que a los 20 años, ya descubrí sobre el mundo, bastante cosas.
Estudié mucho, trabajé para ganar dinero y regalar cositas a mi mamá y mis mejores amigos.
Hice cursos de cocina, y aunque todos mis compañeros me toman por una loca, soy orgullosa de esto. Así que consigo en poner elementos de diferencia entre la persona que soy y el cuarenta por cientos de las mujeres de mi país.
El turco es el próximo idioma que aprenderé aunque me dan igual los turcos.
No soy tan sensible pero me hace daño cuando haya gente que necesita ayuda a quien no puedo hacer nada. Les pienso antes de dormir solo porque soy humana, y en lugar de soñar de la última colección de Jennifer que abrió una tienda en el centro de Argel o en los más elegantes relojes de Swatch que habían conseguido venderme dos, prefiero dedicar este tiempo a dios y a sus creaturas
No creo haber puesto mi vida dentro de lo que la gente llama “experiencia” pero usando otro tipo de vocabulario diría que vivo dosis de adrenalina.
Sé que no se cree fácilmente aunque es verdad.
Ando por la calle Audin sola a las ocho en inviernos, encuentro tíos fumando tipos de drogas que no puedo identificar por culpa del conocimiento limitado del que dispone mi cerebro, y eso no me da miedo.
Me resulta a veces difícil poder explicar a la gente cual es mi manera de ver el planeta.
Con toda la sinceridad y la mentalidad abierta que tengo, lo más fácil que puedo hacer, es expresar lo que quiero de manera directa y la más corta posible. Porque en otros casos, se podrá decir que fue una tontería haber descubierto que la línea directa es el camino mas corto para juntar dos puntos (a) y (b).
A pocos días de cumplir los 21 años, excepto aprender turco, suceder en mis estudios y abrir mi propio restaurante solo tengo un deseo más; que la gente por fin, empiece a tomar lo que se dice por lo que es, y que dejen las interpretaciones para los resultados de análisis que supongo son de un nivel mucho más alto.
Así que hoy entiendo porque Einstein dijo que no habría más de dos por ciento en todo el planeta que encontrarían la solución de su adivinanza y también entiendo por qué la encontré.
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