11:30
Hoy no me levanté como todos los días, con mucha prisa.
Al abrir mis ojos, estaba todavía pensando en el sueno que había hecho la noche pasada, al que no encontré ninguna explicación.
Estoy contenta. Empiezo a decir algunas cosas en alemán aunque sean con acento español. Algo que sorprende la árabe _ingles hablante que soy.
Por el placer de mi mamá, preparé esa mañana la crema Dubarry. Es como una sopa típica francesa que se hace con coliflor. Me doy cuenta de que si saliera de este país, añadiría algo al arte culinario. Es algo que me encanta en letras mayúsculas.
Mi madre siempre dijo que usaba mi poco conocimiento en este mundo de tal modo que pareciera diferente.
Me refiero con esa descripción a las visitas de mis vecinas. No sé si es por motivo de timidez, o de agobio pero nunca salgo de mi habitación para saludarlas, y las escucho de mi rincón en mi cama con el libro sobre las rodillas preguntando por mí.
Sé que para los extranjeros que van a leer mi articulo, lo de recibir los invitados de la familia no es tan importante. Al contrario de mi cultura además de árabe y musulmana, los argelinos siempre exponen “lo digo con respecto al ser argelina” las niñas o diría chicas jóvenes por motivo de decir que ya tenemos una en la edad del matrimonio.
Esto me hace reír. No sé si la culpa es La de la barbaridad del universo en el que vivo que no cambiara de pensamiento aunque descubra toda la tecnología que puede haber, o la de la educación europea que mi abuelo me inculco después de su vuelta de Francia en los años 80.
En fin, yo no salgo, no llevo paltos de dulces con zumo de naranja natural o con la antigua botella de “Hamoud Bou3lam” diciendo a la mujer: “soy yo quien los preparé”. Sobre todo, no doy sonrisa artificial porque la mía es siempre sincera. Además de esto no tenga ningún placer en pensar en casarme los 10 años que vienen, tampoco me gustan los comentarios de un” feed back “ sobre los dulces, donde te dice la mujer: “qué dios te guarde! Así son las niñas de buenas familias, no espero mejor para mi hijo. “
A veces quiero volver a ser una pequeña muchacha para poder de nuevo disfrutar de las cosas sencillas del mundo que hoy me parecen en voz de extinción.
Escribiendo esto, no quiero de ninguna manera criticar la sociedad en la que vivo.
Por que soy casi indiferente a lo que pasa al rededor de mi planeta, pero hay algo en el que creo mucho: nada es fortuito. Y la diferencia entre el los animales y el ser humano es que nosotros tenemos la posibilidad de reflexionar, de cambiar, de planificar, de persuadir, de controlar, de aceptar o rechazar lo que no nos parece adaptable al alma, al corazón y al cuerpo humano.
No creo que la tradición podrá algún día tener uno por ciento de control sobre mi comportamiento, porque analizando las cosas de la manera mas simple que haya en este mundo sin recurrir a al lógica, el cerebro puede entender que los que pusieron esas normas falsas eran personas que habían vivido épocas diferentes y además de esto, no habían tenido la mitad del conocimiento del que disfrutamos hoy.
Wednesday, March 25, 2009
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment