Las 8 de la tarde.
Estaba andando por la calle ST Raphael cuando de repente sentí que mis piernas querían pararse.
Al pensar a la manera de mi respiración, entendí que los latidos de mi corazón eran mucho mas superiores a los 70 por minuto.
Mi barrio estaba casi vacio. A 5 minutos de mi casa, encontré el primer vecino.
Miró su reloj y me miró rápidamente. Con la misma sonrisa que tengo siempre sobre los labios, entendí en qué estaba pensando.
José, mi profesor de español me pidió hacer una exposición sobre un tema especial.
Así que creo que llevaré el resto de la semana pensando en esto.
Un montón de cosas extrañas me está pasando esos días.
Tengo que decidir sobre la matricula del DELE intermedio, y esto me hace perder de mi autoestima
Estoy teniendo miedo en serio, y intento durante la mitad de mi día, vaciar mi cerebro si no es mi corazón de este sentimiento tan pesado.
El cronometro a mi lado, me pone mucho mas nerviosa y me da mas estrés de día en día.
Algunos de mis planes están cambiando.
Creo que no me presentaré al tercer curso de licencia en Francia. Sé que me mama lo tomaré con desagradecimiento pero no puedo justificar esto diciéndole que no quiero dejarla sola en este país.
Tengo al sensación de que en este año pasé por muchos momentos de fragilidad tonta, que hace que me cuesta mucho poner me de pie de nuevo.
Del otro lado, intentando entender como funciona el país, la escuela del turismo que añadió un año al sufrimiento de mis estudios. Hago de mi mejor para explicar a mi cerebro que las tiendas argelinas que sigo viendo desde hace 10 días para encontrar una que hace un scanner nunca lo van a tener.
Me aburro mucho de la gente, de los compañeros de mi grupo de español que creen que busco como ellos un novio extranjero para cambiar el color de mi pasaporte, sin saber que dentro de 5 años como estrategia de acción, mi pasaporte verde lo cambiará mi currículo vetea, yo no el color de mis ojos o los rizados de mi pelo, tampoco lo hará mi traje azul.
A veces, creo que debo cambiar mi estilo de vida, mi manera de pensar, de juzgar, de ver el mundo, solo para intentar adaptarme a esa sociedad tan diferente de mí.
Mirando lo que esta pasando desde un rincón fue la razón que me dio tiempo para darme cuenta de los fallos del sistema que usa Argelia como país, y los argelinos como personas para actuar.
Así que hoy, no me extraña que hagamos parte del tercer mundo, y nunca me parecerá como esto, los años siguientes; ya me doy cuenta de que esta tierra necesita arrasar y no poner en el cárcel el ¾ de su población para empezar luego de nuevo a construirse como lo dictan las normas de la vida, de la ciencia, de la tecnología, del comportamiento, del trabajo y sobre todo del amor propio fuente de todo tipo de respecto y estima.
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