Memorias que debo olvidar
En los cursos del DELE, Nadia mi profesora me pido escribir algo sobre un viaje que hice y que se quedó en mi memoria para siempre.
Esa expresión escrita la terminé hace ya mucho tiempo, y no tengo ninguna atención de daros dolores de cabeza con temas que tratamos en la escuela; pero al escribirla pensé en otra cosa.
Pensé en los recuerdos de mi vida. Los que no llevan de verdad el nombre de recuerdos, porque nunca volví a pensar en ellos desde hace unos años.
No tengo tanta gana de contaros las pocas que tengo de mi padre, tampoco quiero hablaros de mis primeros pasos o de mis primeras palabas
Me refiero más a los viajes que hice cada 5 años para visitar la familia de mi papa.
Llegar a un pueblo donde son pocas las mujeres que no ponen un pañuelo, llevando una mini falda elegante con zapatos de tacones, pelo liso y lápiz de labio, no es algo que suele ver la población de este lugar.
Allí tengo primos, no estoy tan segura pero creo que son casi todos rubios, aunque hay algunos que todavía no les conozco.
Cada vez que llego, encuentro muchos esperándome en la casa de los abuelos, todos tienen siempre ganas de ver (l’algeroise) una palabra francesa que quiere decir: la chica que viene de la capital. Así que me encuentro con muchos niñitos besándome y llamándome por mi nombre acompañado con una de las palabras que menos me gusta: “mi tía”.
En este punto, una sonrisa viene acariciando mis labios, me recuerdo de algo que me hace reír, nunca conozco los nombres, ni los padres de cada uno.
El primer día, lo paso preguntando:” ¿y tu de quien eres?” y luego, “ ¿ Y cuantos años tienes?”
Creo que sentirse querido por los demás y sobre todo ver la alegría de la gente cuando te ve, es uno de los placeres más sencillos de la vida diaria.
Nunca esperé que dios me de el poder, el dinero, o el amor y tampoco quise hacer parte de otro mundo más complicado.
A pesar de no tener nada de estas cosas que todos creemos que son las nervios de nuestra vida, tengo la convicción total de que mi vida es mucho más alegre de los presidentes que deben justificarse al pueblo.
Estoy mas alegre que los ricos porque tienen siempre miedo de perder el dinero, y no hacen nada con él, excepto colectarlo para ser los próximos en el libro guiness.
Llevo una vida mejor que la de las parejas peleándose todos los días para nada, también mi corazón esta mucho más sano que lo de las personas que habían pasado unos 10 o 15 años juntos para engañarse el uno al otro dándolo como razón: el error de la fragilidad.
Sé que no tendré posibilidad para ver todos mis primos otra vez.
Sé también de que algunos no me conocerán en la vida real y que hablarán de mi mirando mis fotos solamente, pero sigo sonriendo cada vez que me recordaré de ellos peleándose para sentarse a mi lado cuando comíamos.
Me recordaré de los más pequeños que me dijeron que me querían poniéndose rojos.
Me recordaré de las noches del verano en las que les compré helados.
Y me acordaré de muchas cositas, que aunque debo olvidar, están todavía haciendo parte de mi.
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