Monday, June 15, 2009

Un deseo sexual.



Ya sé que hay gente que empezará a reír antes de leer las primeras palabras del texto.
Sé que otra pensará que escritos así son la culpa del último curso de educación sexual que hice, hace ya más de dos semanas.



Y yo como siempre para evitar los comentarios del uno y el otro, cambio de idioma para que solo poca gente lo entienda. (Esto lo digo por broma)
Esta idea me vino después de haber visto una película el último día de mis exámenes, que me dejó boca abierta.



En la historia, una mujer del país del golfo se caso por la religión islámica con alguien.
En la sociedad musulmana, la boda religiosa se suele hacer mucho tiempo antes de que los novios vivan juntos, o diciéndolo de una forma más tradicional: antes de que la sociedad los reconoce como “hombre” y “mujer” casados.



La película empezó así: durante una tarde del verano, mientras la mujer estaba sola en la casa porque sus dos hermanos se fueron para trabajar, el novio vino para visitarlos.
Ella llamó a su tía para pedirle si pueda abrirle la puerta, y la respuesta de la tía fue positiva.
De esta forma, empezaron a verse cada vez que los hermanos se fueron al trabajo, porque los dos no se conocían antes, algo que pasa siempre en los matrimonios musulmanes en los que el uno nunca ve a la pareja hasta el día de la boda, y si pasa y que la vi antes esto significará que la madre la había elegido pero llevó a su hijo para encontrarla.

De todas formas, y desde mi punto de vista, esto no cambia nada. Ya que la pareja esta seleccionada según el gusto de gente que no compartirá nada con ella.
No quiero argumentar mucho ahora, así que sigo con las escenas de la película.
Después de conocerse, los dos – si me permito analizarlo así- tuvieron sentimientos el uno por el otro y acabaron teniendo relaciones sexuales, cosa que me parece la más normal en casos como este donde los elementos básicos ya están: 1- la boda religiosa
2- un deseo compartido.

Pero la sorpresa vino después, cuando este muchacho la dejó argumentando su acto con la frase más fea que nunca escuché en 21 años de existencia: “yo no me caso con una mujer que se da tan fácilmente”
Para resumiros el resto de los eventos, la mujer terminó matada por sus hermanos cuando decidieron que se case con otro y que este descubrió que no era virgen.
La verdad es que escribir sobre el tema del sexo no es tan fácil como lo cree la gente.
De prejuicios las personas tienen un montón.



Con mi edad joven, me permito decir que en un país árabe y musulmán al mismo tiempo, vivo la época del desarrollo tecnológico y también lo de las mentalidades abiertas.
Me acuerdo de que en las pocas veces que la palabra “sexo” salió de mi boca, mi amiga Sihem siempre estaba poniendo allí poniendo su mano sobre mis labios para que me calle.



Durante el curso de la educación sexual, tenía una gota de alegría al ver que después de una semana, los más cerrados ya estaban hablando del tema sin tabú.
Creo que los musulmanes nunca van a entender la religión que están practicando, una religión que el su libro sagrado “ el Corán” explica las practicas sexuales con detalles.



Y culturalmente nunca llegaré a entender la diferencia que encuentra la gente entre tener un deseo y guardarlo o tenerlo y explicarlo.
A mi me parece tonto pensar que la persona que lo esconde es fuerte y la que lo muestra, de puntos de debilidad tiene mucho.



El sexo como lo conozco yo, nunca representó una debilidad, y lo argumentaré haciendo una pregunta: ¿los casados que lo hacen, son débiles?
Dudo que haya gente que responderá diciéndome “si, lo son”
El sexo, como el amor, como la amistad, como millones de otros sentimientos es fuerte y hacerlo – como lo estaba explicando a mi ex novio- significa que dos personas conscientes del acto lo hacen porque quieren hacerlo, los dos juntos y la culpa “en el caso de unos musulmanes” no es la de la mujer a ella sola porque ya no he visto mujer violando hombres para que estos siempre decidan que la responsabilidad es femenina.

Hoy, entre experiencias, prejuicios, sentimientos y descubrimiento no sé a qué debo fiarme en estas tierras al hablar del sexo.



No sé si desear es un error, pero tengo la convicción de que no es una fragilidad.
Es el ser travieso con la técnica mas preciosa y sencilla en el mundo.
Y bueno, con la sonrisa que tengo ahora mismo mientras estoy escribiendo las últimas palabras de mi artículo, creo que es lo que te hace sonreír al pensar que hay alguien bore el planeta tierra que comparte contigo la belleza de esta fuerza que sigue siendo el tema más profundo y el más oscuro para los humanos.

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