Saturday, March 28, 2009

¡Un fin de semana sin fin!


El fin de semana
El 26 y 27 de marzo de 2009.
Era el primer jueves en el que me levanté tarde.
Para los que no lo saben, tarde en mi diccionario significa las 8:15, una hora que me deja 10 minutos para tomar mi desayuno, algo que no puedo salir sin hacer lo. Y sobre todo, me deja una media hora para llegar a mi curso de cocina

Curiosamente, el profesor conoce mi nombre y también sabe que estudié antes los dulces. Así que cada vez que decide hacer postres para acompañar la comida, mi pide prepararlo.

Ese jueves tuvimos un test. No era la alegría de mi semana, porque había que conseguir hacer todo lo que dice la receta.
En fin, volví a casa muy cansada como fregué los platos en la escuela y también tuve que esperar a la profesora de alemán durante una hora que en fin no vino. Cosa que no me extraña en este país donde todo va como una mierda.

De vuelta a mi casa, decidí acabar mi día con el mismo humor de la cocina, preparé una gran cuantidad de pizza italiana.
Por supuesto, la hice porque me gusta, pero además de esto, tenía una razón de las más traviesas, y que era mostrar a mi tío que tiene una pizzería el primer piso de nuestra villa que mi pizza es mucho más superior a la suya en lo que se trata de sabor, y textura.
El viernes era bastante largo. Como cada semana soy yo quien cocina por la cena.
Terminé mi curso de dulces à la una. Fue muy divertido porque preparé el pastel en su totalidad y además de esto el profesor me dejó decorarlo, etapa de las mas difíciles.

Para regalar mi buen trabajo y mis esfuerzos, escribió mi nombre sobre una de las tres tartas que habíamos preparado.
Al volver a casa, y aunque no es de mi habitud comer al medio día, lo hice esa vez, y empecé directamente después a preparar la cena: arroz con verduras, pollo asado y tarta de frutas.

A las 8 de la tarde, a pesar de los dolores de espalda y de estomago que tenia por culpa del exceso del trabajo y de los olores de todos tipos de comida, intenté recoger lo que se queda de mi energía para tomar un baño y luego reunirme con el resto de la familia para cenar.

Intentando saborear el arroz, entendí, con el comentario indirecto de mi abuela explicándome que debo pagar la electricidad si sigo usando el horno profesional, que la falta de energía no afecta a mi cerebro.
Hace casi 21 años que hago parte de este mundo, y diciéndoos la verdad, todavía no entiendo el 99% del comportamiento de la gente.
A mi, me parece mucho mas fácil decir las cosas de manera directa.
Explicándolo de otra manera, no encuentro ningún placer en hacer el turno del planeta para llegar al punto de inicio en el que estoy.
Además de esto, decir las cosas con enigmas nos cuesta mucho, sobre todo cuando la persona interpreta de manera falsa lo que queremos decir.
Por eso, creo que las palabras “directo”, “franco”, y “espontáneo” no son en el diccionario para decorarlo. Tampoco existen para darnos vergüenza.
Por lo tanto, me parece digno de admiración, poder expresar con valentía lo que queremos decir; y solar usar la expresión “es que…” pocas veces cuando hay algo para rechazarlo, criticarlo, o simplemente oponernos a él.

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